6 DÍAS EN ROMA





Antes de empezar quiero decir lo complicado que me ha resultado resumir en seis días toda la grandiosidad de la ciudad. Toda su historia, arte, y rincones, no pueden abarcarse en un blog... Tampoco he realizado fotografías de cada uno de los lugares, ya que, a veces, disfrutaba y sentía el espacio, y se me olvidaba sacar la cámara, pero las vivencias quedan guardadas. 

No es la primera vez que pisamos Roma, y seguro que tampoco la última...

Por comodidad, he dividido las entradas por días, confío en que disfrutes!!!



Primer día: Toma de contacto


Piazza del Popolo - Mirador Pincio - Vía del Corso -Piazza Spagna - Fontana di Trevi - Templo di Adriano - Phantenon - Piazza Navona.






La Piazza del Popolo, se encuentra situada al comienzo de la Vía Flaminia, y constituía la entrada a la ciudad, de todos los que procedían desde el Norte, en tiempo del Imperio. 

El aspecto actual lo debe al arquitecto neoclásico Giuseppe Valadier, autor de las tres fuentes de la plaza.

La Plaza, desemboca en el llamado "Tridente" La zona de las tres grandes calles rectas que nos introducen en el centro de Roma:

- Vía del Babuino, nos lleva en dirección al Quirinale, es la antigua Vía Clementina.

- Vía del Corso, que va hacia Campidoglio y los Foros.

- Vía di Ripetta, nos conduce hacia Plaza Navona y el Vaticano, es la antigua Vía Leonina








 El paso de todo tipo de vehículos está prohibido por la plaza. En la Piazzale Flaminio hay una parada del Metro de la línea A.




Mirador del Pincio

 
Desde  lo alto de la plaza tendrás una de las vistas más bonitas de la ciudad, sobre todo al atardecer, pues está orientado hacia el oeste.
Un lugar muy bonito para pasear hacia el interior de Villa Borghese o por la colina hacia Plaza de España. (Más información 🙋)





Dirígete por la Vía del Corso; une la Piazza del Popolo con la Piazza Venezia. Es una calle a rebosar de tiendas, souvenirs, vendedores ambulantes,  iglesias, monumentos... un kilómetro y medio para disfrutar. 






La iglesia de San Marcello al Corso, es la más antigua que se conserva en esta calle. Está dedicada al papa Marcelo I (papa Nº30 de la Iglesia Católica).

La primitiva iglesia (se conservan restos del siglo VIII) fue destruida en 1519 por un incendio, en el que milagrosamente se salvó únicamente el crucifijo de madera que se encuentra expuesto en la cuarta capilla de la derecha.





Observa el maravilloso techo de la cúpula, está enteramente pintado con historias de la virgen (G.B. Ricci).


Al llegar a Vía Condotti, gira a la derecha y llegarás a la famosa Piazza di Spagna. Se trata de una calle llena de boutiques de alta moda, bonita y muy elegante. 


Vía Condotti, al fondo la Iglesia Trinità del Monti (Piazza di Spagna)


La famosa Piazza di Spagna, recibe este nombre porque aquí se encuentra el Palacio de España, que es la sede de la embajada española en el Vaticano y la Orden de Malta.

Al llegar aquí, justo en el centro, verás una fuente, la Fuente de la Barcaza (en italiano, Fontana della Barcaccia). Fue esculpida en el barroco temprano. Sus autores fueron Pietro Bernini y Gian Lorenzo Bernini, padre e hijo, siendo este último uno de los escultores más célebres de aquella época.





Al otro lado verás una gran escalinata que lleva a la iglesia de Trinità dei Monti. Son 135 escalones, repletos de gente, sobre todo en primavera y verano. Se construyeron a principios del siglo XVIII para comunicar la iglesia con la plaza. La zona de la plaza era española, y la iglesia estaba en área francesa.

El objetivo de su construcción fue celebrar la paz entre Francia y España, conectando ambas partes. Actualmente es famosa por los grandes desfiles de moda.


Las ganas de comer empezaban a notarse así que decidimos entrar en Trevi Restaurante (Vía dei Crociferi, 36, Fontana di Trevi). Recomendable el menú del día (10€), bebida a parte. Local muy chulo, limpio, calentito y agradable. El personal amable. 





Con la tripa llena continuamos descubriendo la ciudad.

Saliendo del restaurante, justo al final de la calle tenemos la Fontana di Trevi. Es la fuente más monumental de la ciudad.

Como curiosidad, el nombre de Trevi deriva de Are Vie (Tres Vías), ya que la fuente era el punto de encuentro de tres calles.


Según la leyenda, una misteriosa doncella indicó al general Agripa el emplazamiento del manantial, en las afueras de Roma. Para traer agua a la ciudad, Agripa construyó un acueducto (terminado en el año 19 a.C.), que en honor de la doncella se llamó Acqua Virgo.





La espectacular fuente, fue construida en el siglo XVIII por Nicola Salvi, que sorprendió a todos con este asombroso diseño. Durante más de 30 años se llevó a cabo el proyecto, y Salvi falleció sin poder verla terminada, siendo acabada por Giussepe Pannini.

Ocupa toda la fachada menor del Palacio del Duque de Poli. Tiene 20 metros de anchura y 26 de altura.

Llama la atención la magnitud de la misma en un plaza tan pequeña.

Un punto que suele empañar el momento de la visita, es que casi siempre se encuentra repleta de gente, y vendedores, pero te recomiendo paciencia y que disfrutes de este lugar tan especial.






Ah, y no te olvides de lanzar una moneda con la mano derecha sobre el hombro izquierdo.



Una vez deleitados con la Fontana, tomamos Via de la Muratte, pasamos por Via di Pietra y nos topamos con el Templo de Adriano (situado en la Piazza di Pietra). Es un sitio histórico imperdible al visitar Roma. No sólo para poder apreciar lo que queda de su fachada y sus 11 columnas, sino para visitar en ese lugar, el Palacio de la Bolsa, edificio allí construido con posterioridad, en el siglo XVI y que tiene insertados en la fachada, los resto del templo.



Construido en el año 145 d.C. por orden de Antonio Pio, sucesor del emperador Adriano y en honor a éste, el templo contaba con 15 columnas (actualmente permanecen 11)y decorado con relieves, que representaban las provincias del imperio. Los relieves ya no se encuentran en el templo, pero se pueden visitar en el Museo del Capitolio.







Continúa la calle y te toparás con el 
Pantheon, el espléndido templo, dedicado a todos los dioses del Olimpo y sobre todo a Marte y a Venus,  que Marco Vespasiano Agripa, yerno y consejero de Augusto mandó construir (año 27 a.C.). Quiso llamarlo PANTHEON, que en griego significa de todos los dioses. Se encuentra íntegro, y excepcionalmente entre todos los monumentos de la antigüedad, con sus características originales a excepción de los altares y de las estatuas modernas que se han construido e introducido después.











El óculo, el que dijo Brunelleschi que no entendía por qué no se caía. Lo que no sabía el arquitecto renacentista es que precisamente la existencia de este hueco, que deja pasar la luz y la lluvia, es lo que hace resistente al edificio. Si estuviese tapado el hormigón no podría soportar el peso.



Puedes observar el hueco circular de 9 metros de diámetro sin cerrar.


Continuando por la calle ... hacia adelante nos topamos con Piazza Navona

Esta plaza se erige sobre el antiguo Estadio de Domiciano, de ahí su forma curva y su tamaño. En el siglo XVI, para evitar el intenso calor durante el verano, el papa Inocencio X decidió recuperar el estadio original y sus actividades acuático-deportivas. Y hasta mediados del siglo XIX, cada verano se inundaba para convertirse en "El Lago de la Plaza Navona".



Destacar la preciosa Fontana dei Quattro Fiumi, que adorna la parte central de la plaza. A pesar de que la idea fue de Borromini, fue eliminado del proyecto y se puso a Bernini en su lugar. Este último esculpió los cuatro colosos, que representaban los cuatro más importantes del planeta en aquella época: el Ganges, el Danubio, el Nilo y el río de La Plata.








La escultura de la Fuente de Neptuno, se encuentra en el extremo norte de la plaza y fue ideada por el escultor y arquitecto Giacomo della Porta (1574) bajo el papado de Benedicto XIV.


Imagen de otra de la Fuente de Neptuno.
Está llena de restaurantes y terrazas y hay mucho ambiente. Los edificios más importantes que presiden la plaza son el Palazzo Pamphili y la iglesia de Santa Agnes.



Acércate a la tienda Al Sogno
te encantará!!!! info







Su mercado navideño (Mercatino di Natale della Befana), es un clásico en la navidad romana. Deriva del antiguo mercado al aire libre que se celebraba durante todo el año en el pasado.








Es muy coqueto y los romanos se acercan cada Navidad a comprar dulces y decoración navideña y a adquirir la típica Befana.



¿Qúe es la Befana? Es una simpática brujita, muy querida por los niños, ya que cada noche del 5 de enero se encarga de llenar las casas de regalos y dulces.


Entre puestos, colores, olores y sabores damos por concluido nuestro primer día en Roma.

¿Te vas animando a ir?









Este mercado se puede visitar desde el primer fin de semana de diciembre hasta el 6 de enero.




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